Embajadora ante el Reino de Marruecos, concurrente ante Côte d’Ivoire, Guinea Bissau, Malì y Senegal
Mabel es egresada de Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana, cuenta con una Maestría en Derecho Internacional y Diplomacia en The Fletcher School of Law and Diplomacy de la Universidad de Tufts, en Estados Unidos.
Su camino en la vida diplomática inició hace 36 años, siendo aún estudiante comenzó a trabajar como analista en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Es una Mujer Diplomática Mexicana que ha representado a México como Embajadora en Argentina, Guatemala y Marruecos. Su amplia y destacada experiencia ha logrado que México permanezca en la mente de la comunidad internacional como un país solidario y fraterno. Así mismo le ha permitido observar el desarrollo y los retos que conlleva la conformación de un cuerpo diplomático con equidad de género.
En voz de Mabel
MDM: Mabel, muchas gracias por apoyar a el proyecto de mentoría de la ASEM, ¿nos podrías compartir sobre tu decisión de convertirte en diplomática así como los hallazgos a lo largo de tu carrera?
MABEL: Con mucho gusto de compartir lo que para mi ha sido la decisión profesional más importante de mi vida.
MDM:¿Cómo fué la decisión de acceder al servicio exterior?
MABEL: Aún sin saber lo que me depararía el destino en materia laboral, el 16 de marzo de 1987, aun estudiando en la Universidad Iberoamericana el último semestre de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, comencé a trabajar como analista en la Dirección General de Naciones Unidas de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Era una oportunidad que surgió luego de haber realizado mi servicio social en el Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos, la cual sofocaba mis temores de pasar a engrosar las filas del desempleo al finalizar la carrera.
Si bien el ingreso al servicio exterior mexicano lo contemplaba como una opción profesional, definitivamente no era la que más me convencía. Pesaban en contra apreciaciones acerca de las dificultades que podría enfrentar para ir ascendiendo los distintos escalones que la carrera diplomática implica, sin tener conexiones familiares o de otro tipo que me fueran abriendo camino. El puesto de analista me permitiría tomar el pulso del verdadero desafío y de si, efectivamente, la diplomacia era lo mío.
MDM: A la distancia ¿cómo ves tu trayectoria como mujer diplomática?
MABEL: Hoy, a 36 años de ese primer día en la SRE, me desempeño, por tercera ocasión, como Embajadora de México. A lo largo de los años en la carrera, es natural que diplomáticas y diplomáticos hayamos acumulado experiencias de vida, conocimientos sobre otras culturas y anécdotas sobre el ejercicio cotidiano de la diplomacia. Pero a diferencia de nuestros colegas hombres, en el caso de las diplomáticas, a ese bagaje tenemos que sumar capítulos enteros de situaciones ante las que, ni en casa ni en la Universidad, se nos enseñó a reaccionar. Hemos tenido que sortear en el terreno, nacional e internacional, discriminación, estereotipos, misoginia, acoso y abuso, tanto sexual como laboral, mentalidades, actitudes y sistemas patriarcales que permean la acción e interacción diaria, ante los cuales hemos tenido que armarnos de valor y de nuestras propias herramientas para impedir, no siempre con éxito, que se conviertan en piedras en el camino en nuestro desarrollo como diplomáticas.
MDM: ¿Qué propuestas contemplas para que más mujeres ingresen a la carrera diplomática?
MABEL: Políticas públicas con perspectiva de género, política exterior feminista, mecanismos para la denuncia de acoso y abuso, son sólo algunos de tantos conceptos que hace 36 años no formaban parte de nuestro léxico. Es cierto que el hecho de que hoy estén incorporados en el discurso público representa un avance importante de más de tres décadas, que refleja, asimismo, las conquistas del movimiento feminista nacional. Sin embargo, todos esos conceptos deben realmente cristalizarse, a fin de significar para las diplomáticas, la atención y solución a todos esos factores que inhiben su desarrollo personal y profesional por el solo hecho de ser mujeres. Es entonces imperativo provocar un amplio debate, en el que todas las diplomáticas, desde sus distintas trayectorias y posiciones, compartan sus visiones acerca del contenido de esos conceptos con perspectiva de género y cómo en la práctica deben materializarse para lograr un verdadero ejercicio igualitario de la diplomacia.
Conoce + acerca de Mabel
Empezó su carrera diplomática en 1987 al ingresar a la Secretaría de Relaciones Exteriores en donde hasta 1997 ocupó distintos cargos en la Dirección General de Naciones Unidas y en la Dirección General para América del Norte, en esta última como Directora para Asuntos Políticos y Migración.
En 1997 fue Coordinadora de Asuntos Internacionales e Interinstitucionales del Instituto Nacional de Migración en México.
Su primera adscripción en el servicio exterior fue como Consejera para Asuntos Legislativos en la Embajada de México en Estados Unidos (1998-2001).
Del 2003 al 2007 fungió como Jefa de Cancillería en la Embajada de México en Francia, el cual, al término de esta misión, fue nombrada como representante Permanente Alterna de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en París, Francia (2001-2003), en el que destaca su participación en los reportes de reestructuración y/o corrección de deudas de los Estados miembros de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Posteriormente fue designada como representante Permanente Alterna de la Misión Permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)en París, Francia (2001-2003), en el que destaca su participación en los reportes de reestructuración y/o corrección de deudas de los Estados miembros de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Del 2003 al 2007 fungió como Jefa de Cancillería en la Embajada de México en Francia, la cual, al término de esta misión, fue nombrada como representante Permanente Alterna ante las Naciones Unidas y otras Organizaciones Internacionales con sede en Ginebra, Suiza (2007-2009). Posteriormente regresó a Washington D. C., como Jefa de Cancillería en la Embajada de México en Estados Unidos de América.
En 2015, asumió el cargo de embajadora ante Guatemala y en 2017 se le nombró titular de la Embajada de México en la República de Argentina.
En el 2017 el Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala le otorga la Orden de Quetzal en Grado de Gran Cruz por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala por su sobresaliente labor de solidaridad ante el desastre natural ocurrido.
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